La Brecha

Posted on abril 18, 2014 Actualizado enn May 5, 2014

Nicolás Miranda

Aunque parecía que no, sí está habiendo una luna de miel con Bachelet.

El Gobierno de la Nueva Mayoría sigue hablando por izquierda: se aprobó en Diputados la idea de legislar sobre la reforma tributaria, y posteriormente su  Comisión de Hacienda aprobó los primeros artículos, incluyendo la eliminación del FUT. Se aprobó también en Diputados la ley para el voto de los chilenos en el extranjero. El Ministro de Educación Eyzaguirre después de 30 reuniones con los actores sociales, anunció el cronograma de leyes para las reformas educativas. En todos los casos, con un discurso a izquierda: para que paguen más los que tienen más, para más democracia, para cambiar el paradigma en la educación, entendida como un bien de consumo, a una educación entendida como un derecho social. Pero hay una brecha.

El pueblo trabajador sigue hablando por izquierda, y el incendio en Valparaíso lo mostró desplegado en la solidaridad activa que surgió desde abajo, a pesar de todos los llamados de las autoridades por evitarlo.

Pero hay también aquí una brecha.

¿Qué fuerzas se colarán por estas brechas, las de los trabajadores, los estudiantes y el pueblo, o la de la clase patronal y sus partidos y su Gobierno? Todo se juega aquí en el próximo período.

Las reformas de la Nueva Mayoría, y la brecha que abren: hacia el choque de expectativas

La iniciativa del Gobierno al avanzar con esas reformas que mencionamos, dejó expectante y momentáneamente pasivo al pueblo trabajador. Es tal vez su gran logro inicial. ¿Pero logra resolver las contradicciones estructurales que empujaron a las movilizaciones estudiantiles, de los pueblos castigados de las Regiones, de los trabajadores?

Las políticas de reformas, abren una brecha.

Con la reforma tributaria, las empresas seguirán sin pagar impuestos, porque aunque se les suban de un 20% a un 25% se seguirán considerando un adelanto del impuesto que pagan las personas (y a las más ricas, se les rebaja de un 40% a un 35%).

Con la reforma educacional, se seguirá con el subsidio a la demanda, pues el Estado no financiará el 100% de sus instituciones: las Universidades-empresa respiraron tranquilas.

Con la reforma del voto de chilenos en el extranjero, se podrá votar solo a presidente, no a parlamentarios.

Es decir, intentando recrear la alianza social que sostuvo a la Concertación, que iba desde el empresariado al pueblo trabajador, da un poco a cada cual, y finalmente no podrá dejar contento ni a moros ni a cristianos, ni a unos ni a otros. No va hasta el final, intentando equilibrar una relación de fuerzas inestable, y cualquier movimiento brusco en uno u otro sentido, como por ejemplo los empresarios pretendiendo pasar a un ataque mayor o los trabajadores buscando terminar con el Código Laboral o los estudiantes terminar efectivamente con el negocio de la educación, desbaratará todos los intentos del Gobierno.

A pesar de esto, cuentan con otra carta debajo de la manga.

El sostén por izquierda de la CUT y el CONFECH, y la brecha que abre: ánimo a izquierda, energía de la base

La dirección oficial de la CUT repite una y otra vez el triunfo de que se hable de las reformas laborales como “el cuarto pilar” del Gobierno. Parecen sus voceros dentro del movimiento de los trabajadores. Las reformas menores que anuncia el gobierno, van desplazando la necesidad de terminar con el Código Laboral de la dictadura hasta hoy vigente. Peor aún: ni siquiera en esas reformas menores logran avanzar, como en el caso del multirut, que ya debería haberse presentado su reforma y aún no lo logran.

La dirección oficial del CONFECH tuvo su reunión con el Ministro Eyzaguirre. Aunque ya quedaba claro que se mantendrá el sistema de subsidio a la demanda, los voceros estudiantiles no lo denunciaron claramente iniciando una campaña en el movimiento estudiantil para prepararlo para nuevas movilizaciones que impidan estos cambios concebidos para mantener todo igual en lo esencial. No sólo eso.

La catástrofe social que el incendio en Valparaíso puso al desnudo –afectando a las familias del pueblo trabajador- movilizó espontáneamente la solidaridad que nació y se movilizó desde abajo: toneladas de acopio, formación de brigadas de voluntarios con miles de jóvenes y trabajadores removiendo escombros, distribuyendo alimentos, dando pasos en la reconstrucción. Las autoridades se preocuparon: desnuda su incapacidad, muestra al contrario la capacidad de movilización, organización y respuesta del pueblo trabajador. Las familias afectadas denuncian la ausencia de las autoridades, presente solo en declaraciones y en la amenaza represiva del despliegue de soldados armados, a la vez que agradecen una y otra vez a los estudiantes y su solidaridad. La preocupación de la autoridad llegó al límite de llamar a que no se sigan sumando voluntarios, a intentar restringir su acción. La dirección oficial de la CONFECH, buscó canalizar esta movilización eficaz desde abajo en las instituciones del Estado, y después, peor aún, actuando como voceros del Gobierno, llamaron a que no se sumen voluntarios.

Aquí se abre otra brecha, quizá más peligrosa para el régimen; entre las direcciones oficiales y la base. Mientras la dirección oficial de la CUT hace de vocera del Gobierno, en diferentes lugares de trabajo se multiplican paros de hecho impuestos por la base ante abusos, despidos, retrasos en el pago de sueldos; también se continúa molecularmente la configuración de distintos sectores de dirigentes sindicales de base. Mientras la dirección oficial de la CONFECH hacen también, como en Valparaíso, de voceros del Gobierno, miles de estudiantes y trabajadores inundan los cerros con su solidaridad. A la vez, se reactivan movilizaciones y articulaciones territoriales en comunas de Santiago y en regiones. ¿Se desarrollará esta brecha, con qué ritmos y formas? Es temprano para decirlo, pero es otro de los factores de la política nacional, menos visible, pero tal vez más importante.

Esa energía hay que transformarla en política. Hay que exigir a las direcciones oficiales de la CUT y el CONFECH que llamen una movilización para que el Estado financie un plan de obras públicas y viviendas para una solución inmediata definitiva en Valparaíso así como en el Norte afectado por el reciente terremoto, para terminar con el Código Laboral heredado de la dictadura, para terminar efectivamente con la educación de mercado.

Pero esta energía puede evaporarse. Hay que organizarla.

Sólo con los métodos de la lucha de clases podremos arrancar nuestras demandas

Poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases

“Sin una organización dirigente la energía de las masas se disiparía, como se disipa el vapor no contenido en una caldera. Pero sea como fuere, lo que impulsa el movimiento no es la caldera ni el pistón, sino el vapor”

León Trotsky

Si estas brechas no las ocupan los trabajadores, los estudiantes y el pueblo pobre, lo hará la clase patronal, sus partidos y su Gobierno. En las reformas educativas, la fuerte presión de los defensores del negocio de la educación, ya impusieron sus términos. Ya El Mercurio lo saludó: “La valoración de los consensos expresada por el ministro Nicolás Eyzaguirre en su intervención ante el Senado esta semana abre expectativas de reencauzar la discusión educacional (…) es positivo que las autoridades lo reconozcan” (Editorial, 18/4).

Para avanzar en reformas que favorezcan las demandas de pueblo trabajador, es necesario luchar por poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora, que se prepare para un período de mayor inestabilidad política y mayor lucha de clases.

Hay que prepararse para las próximas batallas.

Sólo con los métodos de la lucha de clases podremos arrancar nuestras demandas.

Al ponerse en discusión los proyectos de las reformas, habrá que organizarse para luchar por quitar todo maquillaje, no encandilarse con la arena de la disputa parlamentaria.

La principal tarea, en cada paro, huelga y movilización, será unificar las filas de los trabajadores bajo las banderas de una política de la clase trabajadora independiente de toda variante patronal, con los métodos de la lucha de clases, y basado en la democracia directa de los trabajadores. Y avanzar a la alianza obrero-estudiantil.

Para esto, hay que poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases, como el que lucha por construir nuestra joven liga el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR).

Y prepararse para luchar -removiendo todos los obstáculos como el PC, sus direcciones burocráticas y los antineoliberales que sólo echan polvo sobre sus ojos-, para que la clase trabajadora, capaz de paralizar y poner en jaque a la clase patronal, una detrás de sus fuerzas, a todas las fuerzas de los estudiantes, pobladores y mapuche. Y abra el camino de una salida de los trabajadores a las contradicciones del conjunto del régimen terminando con toda la herencia de la dictadura que sigue en pie; una salida independiente de toda variante patronal, y que una detrás de sus fuerzas, las del movimiento estudiantil, el pueblo- nación mapuche, los pobladores, y todos los explotados y oprimidos.