Teoria

Izquierda Comunista “en picada” contra la experiencia de autogestión del liceo A-90: ¿confianza en el Estado patronal?

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Juan G., profesor de filosofía y ex profesor del Liceo A-90 autogestionado

 

Izquierda Comunista toma un argumento del Partido Comunista contra la lucha del A-90

En una reciente editorial del periódico Alternativa Comunista (N°10) titulada “¿Autogestión o Educación Pública y Estatal”, la organización Izquierda Comunista, perteneciente a la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (LIT-CI), intenta establecer una contraposición entre ambos objetivos. Según ellos “la política que el imperialismo postula para la Educación”, según la cual ésta “debe ser una preocupación de la comunidad y NO del Estado” (“de la familia” -la llamada “libertad de la educación”) – y la “autogestión”, estarían relacionadas. Autogestión, para Izquierda Comunista, es siempre sinónimo de privatización, siempre es contrapuesta a estatización.

De acuerdo a su argumentación, las “pequeñas empresas y las cooperativas” son ejemplo de autogestión. Como el PTR reivindica la experiencia del liceo A-90, de la que participó, no debería llamar “al socialismo”, pero sí “a la formación de cooperativas”. Ellos, por el contrario, lucharían por una educación estatal, pública, laica y gratuita para todos. Indican que “el Estado debe hacerse cargo de la educación, hay recursos por montones para ello”. Concluyen que el deber de los revolucionarios es luchar por tomarnos el Estado y convertirlo en un Estado Proletario.”

No es primera vez que alguien intenta distorsionar de esta forma la lucha del A-90 y en la que participamos. El Partido Comunista lo hizo en enero de este año. También quería hacernos parecer contrarios a la lucha por la gratuidad, el financiamiento y propiedad estatal de los colegios. En una declaración del 22 de enero, firmada por el Comunal San Miguel y el Metropolitano del Colegio de Profesores, escribían: “Estos protagonistas de la toma, a poco andar se sacaron la careta y propusieron que el Liceo sea traspasado a profesores y comunidad que mantenía tomado el establecimiento, lo que ellos llaman “autonomía” y que no es más que una manera de  ”administración delegada”, o sea una forma de privatización del Liceo.” (disponible en palestros.blogspot.com)

La Izquierda Comunista, voluntariamente o no, sólo reproduce la acusación del PC en contra de estudiantes, apoderados y profesores que sostuvimos la lucha en ese liceo de San Miguel.

Los estudiantes del A-90, en su petitorio interno, fechado el 26 de octubre y del cual poseo una copia, escribían: “Nuestra lucha es parte del movimiento por la educación gratuita que se da en todo el país.” En el video “Experiencia Liceo a 90 gestionado por estudiantes, apoderados y profesores” (disponible en:http://www.youtube.com/watch?v=2tuHnejzvm4) , las declaraciones van en el sentido de la lucha nacional por la gratuidad.

Pero quizá Izquierda Comunista cree que aun sin ser nuestras intenciones, conducíamos al colegio a la privatización, pues, siempre, en todos los casos, la “autogestión” se contrapone a la “educación estatal” y gratuita. ¿Es eso así?

 

Autogestión y Estado

 

                ¿Es posible plantear que la autogestión del A-90 conducía lógicamente hacia una cooperativa o pequeña empresa, por más que sus actores hayan dicho hasta el cansancio que luchaban por el financiamiento estatal? No, no es posible.

Sólo sí por “autogestión” entendiéramos lo que entiende Izquierda Comunista, sólo si creyéramos que la autogestión es sinónimo de pequeña empresa o de cooperativa, terminamos en eso. Con una total falta de seriedad, Izquierda Comunista se permite atribuirnos esa definición de “autogestión”, sacada de su propia cabeza. Pero siete profesores del Liceo A-90, ya se encargaron,  en un documento público, de clarificar que “el debate que se abrió al interior del liceo en torno a la <<autogestión>>, apuntaba a las formas de gobierno escolar y no a la <<propiedad>> del liceo. Los estudiantes plantearon un consejo escolar resolutivo, con un voto por estamento. Los profesores abrieron un debate en el mismo sentido, lo que se reflejó en un documento del Consejo Gremial del establecimiento.” (disponible en a90enpie.wordpress.com)

Esto es claro: la lucha del A-90, como parte de la lucha por la gratuidad de la educación, consideraba que el liceo debía pasar a manos del Estado y recibir íntegramente financiamiento estatalPero, consideraba que eso era insuficiente, que además debíamos luchar por que estudiantes, apoderados, funcionarios y profesores tuviéramos poder de decisión al interior del colegio .

                Partíamos del hecho de que la estructura de poder actual en los liceos es profundamente autoritaria. Los sostenedores –privados o municipales-, en la práctica, designan a los equipos directivos de los liceos. En esos equipos directivos recaen todas las decisiones importantes. Ni estudiantes, ni apoderados, ni profesores, ni funcionarios, tienen incidencia real en los colegios. Esos equipos directivos deciden, por ejemplo, si expulsar o no a estudiantes por haber participado en las tomas o a profesores que apoyen el movimiento. Por encima de ellos, son los sostenedores los que deciden –como nos ocurrió a nosotros- no abrir nuevos cursos para no contratar más personal (y “ahorrar costos”), aunque tengamos casi 50 estudiantes en una sala, hacinados.

La autogestión en el A-90 fue un cuestionamiento a ese autoritarismo que va de la mano con la lógica mercantil que rige a la educación. El Consejo Escolar resolutivo que pedían los estudiantes, “que debía sesionar cada dos semanas y ser abierto a toda la comunidad” (petitorio de los estudiantes), y que era la principal demanda local de la toma, apuntaba a acabar con el autoritarismo. La autogestión demostraba en la práctica que estudiantes, apoderados y profesores podían hacer funcionar un liceo, que no necesitamos “órdenes” de ningún ministro o alcalde o director para educarnos. Durante esos tres meses tomamos el destino del liceo en nuestras manos. Eso fue lo más “subversivo” que realizamos. Eso fue lo que generó la admiración del geógrafo y teórico social David Harvey que nos visitó (http://www.youtube.com/watch?v=a71HY0_1vXU)   o del periodista Raúl Zibechi. Eso fue lo que hizo que nos saludara James Petras, acordándose de los Cordones Industriales. Por eso recibimos solidaridad de organizaciones que no son trotskistas como el colectivo Diatriba, o fuimos invitados (en calidad de profesores y estudiantes del A-90) por Inquietando Desde el Margen a Rancagua, una organización con la que –como PTR- tenemos enormes diferencias. Por eso este 2012 la experiencia se intentó replicar en el Liceo Marta Narea en Antofagasta, el BHA en San Miguel o en el Benjamín Vicuña Mackena. Y se empezó a hablar de “autogestión”.

Lo que está de fondo en la polémica que nos hace Izquierda Comunista es una desconfianza en que los explotados y oprimidos podamos organizarnos desde la base en contraposición al poder de los empresarios y sus agentes. Porque dejan sin responder una pregunta fundamental: ¿Quién debe planificar la educación y administrar los colegios? Como lo sabe Izquierda Comunista -aunque “astutamente” ahora lo calle-, en el PTR tenemos acuerdo en que el Estado debe financiar íntegramente la educación asegurando su gratuidad. Desde que existimos como organización dimos la pelea por la gratuidad. Pero ¿quién debe administrar los colegios y el sistema escolar de conjunto? ¿El personal estatal, es decir, del Ministerio de Educación de turno, designado por el presidente de turno? ¿O los trabajadores de la educación  junto a los estudiantes y apoderados? Si decimos “educación estatal” a secas, sin clarificar qué facultades debe tener el Estado en educación, implícitamente confiamos en su personal, en sus criterios. Y nos condenamos a la pasividad. Si hubiésemos seguido la línea de Izquierda Comunista en el A-90, los profesores tendríamos que habernos negado a hacer clases y ser parte de la gestión en el liceo en toma, y esperar a que llegara algún representante del “Estado” para que se hiciera cargo. Pero no lo hicimos. Y si el 2011 se demostró que estudiantes, apoderados y profesores pueden planificar la educación en un liceo, también lo podrán hacer en todo el país en base a sus organismos de autodeterminación…Quizá Izquierda Comunista, en un escenario así, va a estar esperando a los administradores del Estado existente para que se hagan cargo. Nosotros exigiremos del Estado el financiamiento, pero como queremos poner en pie un Estado de trabajadoresen base a la autoorganización, no delegaremos ningún tipo de confianza política en el Estado opresor.

Izquierda Comunista le teme a la autoorganización. Si no está garantizado de antemano el triunfo, prefieren no luchar. Por eso escriben: “Porque el control obrero, lo que estos compañeros llaman <<autogestión>>,  si no avanza en el mediano plazo hacia un Estado Obrero y el Socialismo, simplemente seconvertirá en una cooperativa. Es decir en lapropiedad privada de un conjunto de trabajadores, a los cuales convertimos en pequeños propietarios (“pequeños burgueses”), los cuales deberán competir con otros propietarios pequeños,

medianos o grandes dentro de este sistema capitalista, y además rogando porque el Estado los <<subsidie>> “ (www.izquierdacomunista.cl). Esta afirmación se podría reducir a esta: como aun no podemos garantizar que en el mediano plazo llegaremos al Estado Obrero y al Socialismo, mejor no impulsemos la autogestión ni el control obrero.

Esta afirmación es ridícula en el caso del A-90, pues la gratuidad de la educación que defendíamos es incompatible con cualquier tipo de cobro a estudiantes, razón por la cual estaba excluida de antemano la opción de una cooperativa. En el caso de la fábrica Zanón, en Argentina, la “cooperativa” fue el “mal menor”, debido a que los gobiernos de Kirchner y Cristina se negaron a estatizar la empresa con administración obrera; pero la perspectiva de estatización con administración obrera sigue en pie, y por eso Zanón es una bandera de lucha internacional de la clase trabajadora. Quizá Izquierda Comunista hubiera invitado a los trabajadores de Zanón, cuando fueron arrojados a la calle el 2001, en el marco de la quiebra de la empresa, a no tomarse la fábrica y a no ponerla a funcionar bajo su propio control, pues no estaba garantizado el “Estado Obrero” y el “Socialismo” a mediano plazo. Es un ejemplo clásico de cómo se pueden usar palabras “rojas” para cubrir una política adaptada a la miseria de lo existente.

 

Queda una huella

 

                ¿Fuimos derrotados en el A-90? Sí. ¿Por qué? Porque quedamos aislados. Nacionalmente, en septiembre comenzaron a bajarse los universitarios, producto de la política de Vallejo y Jackson. En octubre, se bajó el Liceo Andrés Bello y el BHA en San Miguel y el A-90 quedó luchando sólo en la comuna. El Colegio de Profesores, dirigido por el PC, en vez de apoyar la lucha, buscó una reconciliación de estudiantes y directivos y nos quitó respaldo a los profesores que nos mantuvimos haciendo clases en la toma. Estudiantes, apoderados y profesores tuvieron múltiples iniciativas para romper el aislamiento. Con la autogestión, inmediatamente aumentó la convocatoria al liceo. De 13 estudiantes, pasamos a 136, no todos quedándose en la noche, pero sí asistiendo a clases y talleres y siendo parte de las decisiones de la toma –contra una “democracia de los que luchan” que nos intenta atribuir irresponsablemente Izquierda Comunista-. Se regularizaron asambleas de apoderados. Pero nuestra lucha iba a contracorriente en relación al escenario nacional. Como aun no se agotaba la posibilidad de un reinicio, resistimos. Los estudiantes incluso “retrocedieron” a negociar algunas de las demandas de su petitorio interno como condición para bajar la toma, pero no obtuvieron respuesta. Palestro ya tenía en la mira el liceo. El 2010 había cerrado la básica. Ahora quería ir por todo. Dimos la lucha hasta el final, con la funa el 21 de diciembre –por la que un compañero de la USACH fue procesado-, juntando 1.300 firmas, y con una campaña de afiches que denunciaban la represión de Palestro. El 21 vino el desalojo. Intentamos reorganizarnos. Dimos la pelea contra las calumnias en el Colegio de Profesores. Es decir, nos derrotaron, pero combatiendo, no de rodillas… ¿Dónde estuvo Izquierda Comunista todo ese tiempo? Quizá leyendo algunas notas por la prensa de lo que hacíamos. Nunca, jamás, los vimos. Y la autogestión era abierta a todo el que quisiera ir. Quizá como no estaba garantizado “el Estado obrero o el socialismo a mediano plazo”, ya daban por hecho que el colegio terminaría hecho una cooperativa. ¡Así aplicaron su “principio” estos supuestos trotskistas!

 

Miente, que algo queda…

 

Por último, es nuestro deber aclarar dos mentiras que están en la editoriales de Alternativa Comunista N°10 y N° 11. Mentiras que revelan una enorme irresponsabilidad de esta organización. Estos señores dicen que el Liceo A-90 hoy está convertido “en un liceo subvencionado”. Eso es falso. Los invitamos a ir a Darío Salas 5270, comuna de San Miguel, frente a la Plaza Llico. Allí verán que el recinto donde funcionaba el Liceo A-90 estáabandonado. IC, en su obstinación de demostrar que la autogestión conduce a la privatización ya dio –en el papel- por privatizado el A-90… Si Alternativa Comunista desea ser un medio de prensa serio, debe aclarar esto. Otra mentira de esta gente, es la que dicen en relación a la toma del Liceo Benjamín Vicuña Mackena, en la que participó una compañera nuestra. Dicen que “alrededor de 20 estudiantes realizaron una toma, sin ningún tipo de consulta a las bases.” Esta gente miente, pues el colegio realizó una asamblea masiva el 10 de agosto en la que se validó la toma realizada el día anterior. Al mismo tiempo, la toma del día anterior, fue consecuencia de la política de la dirección del liceo que una y otra vez se negó a escuchar a los estudiantes. Asambleas posteriores no se pudieron realizar, porque apoderados de derecha y estudiantes anti toma las boicotearon con golpizas a activistas. Dicen que el PTR se borró “antes de que llegara la sangre al río”. ¡Y nuestra compañera secundaria del liceo es una de las expulsadas! Las mentiras son ajenas a cualquier discusión fraternal. Con ellas, Izquierda Comunista demuestra su total falta de seriedad.

Entrevista a Emilio Albamonte y Claudia Cinatti

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ImagenA propósito de la publicación del nuevo número de la revista Estrategia Internacional entrevistamos a Emilio Albamonte y Claudia Cinatti.

 

LVO: Nos pueden contar brevemente cuáles son los principales temas de este nuevo número de la revista Estrategia Internacional

 

CCi: Este nuevo número aparece cuando la crisis capitalista entre en su quinto año y estamos viendo las primeras respuestas de masas, como la “primavera árabe” o la resistencia a los planes de ajuste en Grecia o el Estado español, que con el desarrollo de la crisis y el ataque capitalista sobre los trabajadores, los jóvenes y los sectores populares, tenderán a profundizarse. Esta situación nos plantea con urgencia retomar el pensamiento estratégico del marxismo revolucionario para poner estas lecciones al servicio de construir fuertes partidos obreros revolucionarios que puedan intervenir en los enfrentamientos decisivos por venir. En este sentido, la reflexión teórica de la revista está dedicada a las discusiones de táctica y estrategia de la III Internacional, en particular sobre el “frente único obrero” y el “gobierno obrero”, a través de un contrapunto entre el pensamiento estratégico de Trotsky, Gramsci, y Clausewitz. Esta discusión tiene una gran actualidad política, como vemos en las polémicas desatadas en la izquierda mundial sobre la posición hacia Syriza en Grecia, en la que muchas de corrientes de la extrema izquierda recurrieron a estas discusiones de la III Internacional para justificar una política oportunista de apoyo a Syriza, discusión que está abordada en el marco del análisis de la lucha de clases y los nuevos fenómenos políticos que está dando la crisis capitalista.

 

Otro eje importante de este número es la reflexión en torno a la construcción de un partido obrero revolucionario en Argentina, partiendo del rol de la izquierda anticapitalista y socialista, y en particular del PTS, en el desarrollo de la vanguardia obrera y juvenil. La revista incluye, además: un artículo de Juan Chingo donde realiza análisis profundo de la crisis capitalista y sus consecuencias geopolíticas; un artículo de Paula Bach donde polemiza con Paul Krugman, el principal representante de la corriente neokeynesiana. También los comentarios de Esteban Mercatante al libro último libro de Andrew Kliman, y de Edison Salles sobre el libro China de Henry Kissinger, así como una nota de Andrea Robles donde presenta el lanzamiento de las Obras Escogidas de Trotsky coeditadas por el CEIP y el Museo Casa de León Trotsky de México.

 

A su vez, dedicamos una sección donde escriben Pablo Torres, Cynthia Lub, Santiago Lupe, y Pablo Oprinari, a la intervención de los grupos de la FT en los principales procesos de lucha del movimiento estudiantil y juvenil y la pelea que están dando para ligarlos a la clase obrera, tanto en Chile los compañeros del PTR alrededor de la lucha del movimiento estudiantil por la educación pública y gratuita, como en el Estado Español los compañeros de Clase contra Clase en el movimiento de los indignados y los procesos de resistencia obrera, y en México los compañeros de la LTS en torno al proceso del #yosoy132.

 

LVO: ¿En qué consiste el contrapunto entre Trotsky, Gramsci, y Clausewitz que mencionaban?

 

EA: En realidad es un capítulo que adelantamos del libro Clausewitz, el marxismo y la cuestión militar que estamos escribiendo y esperamos publicar próximamente. El centro del artículo está dedicado a la discusión sobre la táctica de gobierno obrero en los debates de la III Internacional, las reflexiones de Trotsky y Gramsci como parte de estos debates. Hasta ahora, en nuestras elaboraciones anteriores, nosotros habíamos desarrollado a partir del Programa de Transición, cómo Trotsky empleaba la fórmula de gobierno obrero como popularización de la dictadura del proletariado y como política para desenmascarar a las direcciones oficiales del movimiento obrero en su negativa a romper con la burguesía y tomar el poder, como hicieron por ejemplo los bolcheviques entre marzo y septiembre de 1917 durante la revolución rusa. También habíamos abordado la que Trotsky define como “hipótesis improbable”, que cobró especial importancia luego de la segunda guerra mundial, con la revolución en China, Indochina, Cuba, etc., de que direcciones pequeño-burguesas, incluidas las estalinistas, bajo condiciones excepcionales, de crack financiero, guerra u ofensiva de las masas vayan más allá de lo que quisieran en su ruptura con la burguesía.

 

En este artículo nos dedicamos especialmente a revalorizar la táctica de gobierno obrero tal como había sido discutida en el IV congreso de la Internacional Comunista, y en particular como la plantea Trotsky para la revolución alemana de 1923, donde en el mismo sentido antiburgués y anticapitalista opuesto a cualquier interpretación democratizante, con el que la sostiene en el Programa de Transición, plantea que el Partido Comunista Alemán forme un gobierno de coalición regional con los sectores de izquierda de la socialdemocracia, en primer lugar, para armar al proletariado y desarmar a la burguesía y así acelerar la preparación de la insurrección, con el objetivo de constituir “bastiones revolucionarios” para la ofensiva a nivel nacional.

 

A su vez, desarrollamos en contrapunto con algunos de los conceptos fundamentales de Clausewitz, cómo Trotsky articula constantemente la defensa y el ataque, la conquista de posiciones y su utilización para la ofensiva, para mostrar la estrecha relación que establece entre la fórmula de gobierno obrero y la estrategia, cuestión que ha sido totalmente devaluada en los debates y las elaboraciones de las corrientes que se reivindican del trotskysmo de la segunda posguerra a esta parte. Tanto el estudio que estamos haciendo sobre Clausewitz, la vuelta a los debates de los primeros congresos de la III Internacional, las conclusiones de la revolución alemana de 1923, la discusión sobre la táctica de gobierno obrero y su relación con la preparación de la insurrección, etc., creemos que son discusiones de primer orden para hacer hoy. Si, como sostenemos, efectivamente estamos ante una crisis histórica del capitalismo, lo que significa es que los revolucionarios tenemos que prepararnos para grandes enfrentamientos entre revolución y contrarrevolución en el próximo período.

 

LVO: De hecho este último aspecto, como decían, atraviesa también la revista…

 

CCi: Así es, con este número de Estrategia queremos polemizar con una tendencia muy extendida que vemos entre las corrientes de la izquierda mundial que se reivindican trotskistas y que se han vuelto escépticas de la capacidad de la clase obrera como sujeto revolucionario, y que ante cada fenómeno político de cierta envergadura tienden a ver “vías alternativas” o “atajos”, cuyo correlato es la devaluación constante de las contradicciones de estos fenómenos y tienen como consecuencia el retraso en la construcción de fuertes partidos revolucionarios. Esto llevó a adoptar la estrategia de construir “partidos amplios” anticapitalistas sin delimitación estratégica ni de clase, como el NPA francés, basados no en la lucha de clases sino en espacios electorales a la izquierda del reformismo. Estos proyectos están en una crisis profunda, bajo la presión que ejerce el reformismo de izquierda en sus filas, como vemos en la parálisis y pérdida de militantes del NPA.

 

Como desarrollo en mi artículo “Lucha de clases y nuevos fenómenos políticos en el quinto año de la crisis capitalista”, gran parte de las corrientes de izquierda que se reivindican trotskistas ceden a variantes reformistas de izquierda como Syriza en Grecia y el Front de Gauche en Francia. En Argentina, por ejemplo, tenemos una discusión pública con los compañeros del Partido Obrero que han apoyado el llamado de Syriza, a conformar un “gobierno de izquierda”, lo que asimilan a la táctica de “gobierno de trabajadores”, cuando Syriza no solo tiene un programa de conciliación con el imperialismo de la UE sino que, además, es una formación parlamentaria sin peso orgánico en la clase obrera.

 

También en este número de la revista Simone Ishibashi y Eduardo Molina desarrollan una polémica sobre la “primavera árabe”, principalmente con la LIT-CI (cuyo principal partido es el PSTU de Brasil) y la UIT-CI (a la que pertenecen los compañeros de Izquierda Socialista), en particular con la concepción de estas corrientes de “revolución democrática” lo que los llevó nada más ni nada menos que a considerar que en Libia, a pesar de la intervención militar de la OTAN, lo que tenemos es un gran triunfo revolucionario.

 

LVO: Uno de los artículos destacados de la revista son los “Apuntes del PTS sobre la construcción de un partido obrero revolucionario en Argentina”. ¿Pueden sintetizarnos los ejes de esta reflexión?

 

EA: Se trata de pensar las vías para el surgimiento de un partido revolucionario en la situación actual. Como desarrollan Christian Castillo y Fernando Rosso en el artículo que mencionabas, lo que podríamos llamar la “extrema izquierda” tiene la particularidad de que enfrenta la crisis capitalista relativamente fortalecida, donde a pesar que en los últimos años lo que viene primando son las ilusiones reformistas, la izquierda revolucionaria desde el 2001 a esta parte es un actor ineludible en la escena nacional. Desde la crisis del 2008 entre el gobierno y las patronales agrarias, y especialmente desde de la gran lucha de Kraft de 2009, existe una tendencia a la emergencia de la izquierda obrera, socialista y anticapitalista, dentro de la cual creemos humildemente que el aporte de nuestro partido viene siendo clave para que esta tendencia no se diluya detrás de variantes patronales, así como en su articulación en torno al Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Es en este marco que en la revista abordamos diferentes hipótesis para el surgimiento de un partido revolucionario que comprenden tanto del planteo de un “un partido de trabajadores sin patrones” como el llamado a discutir la conformación de un partido revolucionario unificado a las fuerzas del FIT. Una discusión que consideramos fundamental, ya que del avance en este sentido depende la propia lucha por una estrategia donde la clase obrera conquiste la hegemonía sobre el resto de los oprimidos y presente una alternativa revolucionaria frente al gobierno kirchnerista y las variantes patronales que se proponen descargar los efectos de la crisis sobre las espaldas de los trabajadores y el pueblo.

 

Todas las reflexiones estratégicas que desarrollamos en la revista van en el sentido de prepararnos para estar a la altura de las contradicciones que la propia crisis deja planteadas por eso son inescindibles de la reflexión sobre las vías para la reconstrucción de la IV Internacional y el desarrollo de partidos revolucionarios con fuerte peso en la clase obrera.

 

Ciclo de Charlas: El marxismo de Leon Trotsky

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«Revolución socialista o caricatura de revolución: La Revolución Permanente y el proceso revolucionario»

La idea de esta primera charla es exponer las bases de la revolución permanente en contraposición a los planteamientos de la revolución por etapas. Su Contextualización histórica, orígenes y fundamentos de la revolución permanente.

Bibliografía:

Tres concepciones de la revolución rusa

http://www.marxists.org/espanol/trotsky/ceip/escritos/libro6/TXIV108.htm

Complementaria:

http://www.marxists.org/espanol/trotsky/ryp/index.htm