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Declaración pública ante el Bombazo en Estación Escuela Militar

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Por: Partido de Trabajadores Revolucionarios – Clase contra Clase (PTR-CcC)

Declaración pública del Partido de Trabajadores Revolucionario

Frente al bombazo ocurrido ayer en la estación de metro escuela militar: Rechazamos la campaña criminalizadora de la derecha y el gobierno

Ocho personas resultaron lesionadas ante el estallido de una bomba en un local de comida en la estación de metro escuela militar en la comuna de Las condes. Dos de los personas heridas, entre ellas una trabajadora del aseo, quedaron con heridas de gravedad. Esta situación ha desatado una campaña pública de la derecha y el gobierno de Bachelet de criminalización a las organizaciones de izquierda, de trabajadores y del movimiento estudiantil.

Desde el partido de trabajadores revolucionario no compartimos el método del “terrorismo individual”, sean quienes sean sus autores,  nos parecen nefastas las consecuencias que esto tiene sobre los trabajadores y el pueblo pobre, desde los organismos de la clase obrera debemos extender la más amplia solidaridad con los afectados. En este caso, una trabajadora del aseo a la cual tendrán que amputar los dedos de su mano. Acciones como esta nos quitan la confianza en nuestras fuerzas y por lo demás generan un clima reaccionario que  los empresarios finalmente descargan sobre los hombros de los trabajadores, estudiantes y pobladores que  nos venimos movilizando.

Las precariedades que vivimos  y que estos últimos días se han evidenciado en el mal funcionamiento  del transporte público, la crisis de la educación, las condiciones precarias de trabajo, entre muchos otros problemas  son consecuencia directa de la herencia de la dictadura y solo podremos derribarla con la organización masiva de los trabajadores, estudiantes y el pueblo pobre.  Movilizaciones planificadas y discutidas en nuestros espacios, sindicatos, centrales sindicales y asambleas de base.

Los Trotskystas en la lucha por terminar con la explotación y opresión capitalista no dudaremos en enfrentarnos con los empresarios, pero como lo viene demostrando el movimiento estudiantil e históricamente lo ha hecho la clase obrera, la única garantía para conquistar nuestras demandas es la movilización masiva y organizada por el pueblo trabajador.

Por la fecha y los elementos que han salido a la luz pública nos parece completamente dudoso el  origen del bombazo en la estación de metro escuela militar. Más aun el intento desmedido de culpar sin prueba a las organizaciones de izquierda.

Es en este sentido que nos parece inaceptable  la campaña que ha montado canal 13 y que busca aprovechar la derecha y el gobierno ligando  al movimiento estudiantil con  los hechos ocurridos ayer en la escuela militar. Denunciamos el “programa especial” del día de ayer 8 de Septiembre de dicho canal en donde se realizaba un mapeo de todas las organizaciones y colectivos estudiantiles presentes en el movimiento secundario, dando a entender, responsabilidad en los hechos ocurridos.  Rechazamos enérgicamente esta campaña que intenta responsabilizar a la izquierda y a los estudiantes del bombazo en escuela militar.

Además consideramos  irresponsable los dichos para infundir miedo del diario La Segunda que nos evocan a montajes descarados realizados por este medio en dictadura. No podemos olvidar que hace décadas este tipo conductas preparaban el terreno  para que sectores derechistas extremos pasaran a la ofensiva y realizaran acciones en contra del pueblo trabajador.

La actual Ley anti terrorista que Bachelet acaba de invocar  y que Peñailillo busca perfeccionar  proteger a los empresarios de todo cuestionamiento.  Cuestionamiento  que por lo demás ha venido realizando la izquierda,  el pueblo Mapuche,  los trabajadores y  los estudiantes que, por los datos que se tienen, bien poco tienen que ver con los hechos ocurridos ayer en la escuela militar.

Hacemos un llamado a fortalecer la organización de base de los trabajadores y el pueblo pobre denunciando toda criminalización a las organizaciones de izquierda.

Declaración ante el incendio en Valparaíso

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Incendio en Valparaíso

Fuera los milicos de las calles

Ayuda obrera, estudiantil y popular

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 Es el peor incendio en la historia de Valparaíso. Hasta este momento, hay 7 cerros (La Cruz, El Vergel, Monja y Mariposas, Las Cañas, San Roque, Ramaditas) afectados, 16 muertos, más de 10.000 evacuados y más 1.000 viviendas dañadas o completamente destruidas.

“Lo perdí todo”, declaran muchos pobladores y vecinos. “El infierno pasó por Valparaíso”, agregan otros más. Esa es la magnitud del impacto sobre el pueblo trabajador. Como siempre, el más castigado con los desastres naturales. Porque en sus barrios la precariedad de la vida domina, donde, por ejemplo, muchos de los grifos no tienen agua.

Los gobiernos, sean de la derecha o de la Concertación, no solo condenan al pueblo trabajador al abandono y a la precariedad, haciéndolos más vulnerables a estos desastres naturales. Responden una vez más con la militarización de las ciudades.

Por un lado recorren las calles cientos de estudiantes, trabajadores, vecinos, movilizándose para llevar su ayuda y solidaridad, con centros de acopio, o acercándose a los lugares del desastre.

Por otro lado, el Gobierno saca a los militares a la calle. Sin pérdida de tiempo, Bachelet declaró el “estado de excepción por catástrofe”. Y vemos unidades de milicos con armas largas en distintas esquinas, custodiando la propiedad privada de los patrones, carros con soldados recorriendo la ciudad. Medidas represivas a la mano que el estado de excepción les permite, entre otras: el mando de las Fuerzas Armadas y de Orden y Seguridad Pública asumen el control de la ciudad: la entrada y salida de la zona y el tránsito en ella; el establecimiento de condiciones para la celebración de reuniones en lugares de uso público; las decisiones para el mantenimiento del orden en la zona.

¡Los milicos pueden determinar las “condiciones para la celebración de reuniones”! Cuando cientos de estudiantes, pobladores y trabajadores justamente se reúnen para asegurar el acopio y las acciones de solidaridad, se establece la posibilidad de condicionarlas y se intimida con la presencia de milicos armados por las calles.

A la vez, el alcalde declara que la ayuda solo podrá canalizarse con las instituciones que determina.

Las mismas autoridades que condenan a la precariedad de la vida al pueblo trabajador. Los mismos milicos y policías que reprimen al pueblo trabajador en sus barrios.

Hay que exigir que se saque a los milicos de las calles.

Hay que poner en pie la Ayuda obrera, estudiantil y popular, coordinando los sindicatos, Federaciones estudiantiles y Juntas de Vecinos. Solo el pueblo trabajador puede ayudar al pueblo trabajador.

Partido de Trabajadores Revolucionarios- PTR

Un momento indefinido, un ánimo a izquierda

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Nicolás Miranda

El gobierno de la Nueva Mayoría presentó finalmente su proyecto de reforma tributaria, a la vez que comenzaron los diálogos del Ministerio de Educación con el movimiento estudiantil, y ante el terremoto actuó con energía. ¿Qué es lo que busca?

Está forzando a un reordenamiento de todas las fuerzas políticas y sociales. Y ya estaría obteniendo, en la coyuntura, algunos resultados a su favor. ¿Serán estables?

Michelle-Bachelet-y-ministros-reforma-tributaria-620x330Reforma tributaria, diálogos para la reforma educativa y respuesta al terremoto: volver a aparecer como (falsos) amigos del pueblo

Como decíamos (ver CPS nº 191), el gobierno intenta retomar la iniciativa, intentando imponer una agenda, y no como hasta ahora, que la imponga “la calle”,  para así usurpar sus demandas.

Con el proyecto de ley de reforma tributaria, pretende volver a aparecer (falsamente) como amigos del pueblo, presentándola como “que los que más tienen paguen más”. Con los diálogos con el movimiento estudiantil, pretenden aparecer como abiertos a recoger sus demandas. Con la rápida respuesta ante el terremoto, pretenden aparecer como un gobierno presto a responder al drama social que cada evento de esta naturaleza desnuda: que el más perjudicado es el pueblo trabajador.

¿Pero es así? La reforma tributaria efectivamente aumentará los impuestos a los más grandes patrones. Pero no a la altura de las necesidades planteadas. Por ejemplo, el IVA, un impuesto regresivo que pesa sobre los hombros del pueblo trabajador, sigue aportando más al PBI (11%) que el impuesto a la renta de las empresas (7,5%, aumentando con la reforma al 9%: aún por debajo del IVA). Los diálogos con el movimiento estudiantil, lo están, por el momento, dividiendo: los secundarios de la CONES se sentaron con el ministro de Educación Eyzaguirre, recién después lo harán los universitarios del CONFECH, y solo para darse a conocer… ¡posiciones ya conocidas! La rápida respuesta al terremoto vino de la mano de declarar el estado de excepción sacando nuevamente a los milicos a la calle.

¿Y qué es lo que busca el Gobierno? Dejémoslo hablar: “Adicionalmente, el país también requiere tener una economía que sea percibida por los ciudadanos como justa, lo que se asocia con gobernabilidad. Tenemos que lograr que la percepción de la sociedad sea de un desarrollo inclusivo, de tal forma que el sistema y como está organizada nuestra economía tengan un apoyo de la gran mayoría. Eso da estabilidad”. Lo que busca es recuperar la estabilidad, la gobernabilidad, que estaba siendo amenazada, cuestionada, impugnada con las movilizaciones contra las herencias de la dictadura que mantuvieron tanto los gobiernos de la Concertación como el de la derecha.

¿Lo logrará? Por el momento, está produciendo dos efectos.

Un aumento en la aprobación: ¿sube el apoyo o suben las exigencias? El ánimo a izquierda de la situación política

La última encuesta Adimark muestra un aumento en la aprobación de las instituciones y partidos del régimen. El Senado aumentó del 21% al 40% de aprobación. La Cámara de Diputados, del 18% al 38% en marzo. La Nueva Mayoría aumentó 19%, pasando de un 33% a un 52%. Y la derecha pasa de un 22% a un 34%.

¿Pero sube el apoyo o suben las exigencias? Para lograr este rápido aumento en la aprobación, todas las instituciones del régimen están hablando un lenguaje a izquierda. Como vimos, la reforma tributaria es presentada como “que los que más tienen paguen más”. Otra encuesta reciente muestra que 74% de los consultados considera que las grandes empresas mineras deberían pagar más impuestos para que el Estado refuerce su rol de aporte al desarrollo. En Diputados se está pidiendo la eliminación del Código de Justicia Militar para que los delitos comunes cometidos por militares sean juzgados por los tribunales ordinarios, mientras que sólo aquellos delitos vinculados con deberes castrenses sean revisados en los tribunales militares. El Rector de la Universidad del Bío Bío se abrió en una entrevista a que esa autoridad sea elegida también mediante votación de los estudiantes. La propia UDI, en su campaña contra la reforma tributaria, lo hace “atacando” a “los más ricos”, como en el volante que dice: “¿Estás dispuesto a pagar la educación de los hijos de los ministros, grandes empresarios, jueces, intendentes y de los más ricos de Chile?”.

Huelgas, paros y movilizaciones siguen adelante. Por ejemplo, el paro de los trabajadores subcontratistas de minera Los Bronces, que obligó a la mandante AngloAmerican a sentarse a negociar. Las movilizaciones de los peonetas de Coca Cola contra la subcontratación. El inicio de la huelga de hambre de los presos políticos mapuche. Las barricadas en Iquique exigiendo soluciones ante el terremoto.

Los partidos del régimen, están obligados a usar un lenguaje a izquierda para usurpar las demandas de “la calle” y volver a aparecer (falsamente) como “amigos del pueblo”. ¿Lo lograrán? Aún no se juegan las reformas principales, en primer lugar, la educacional. Mientras tanto, el otro efecto es forzar un reordenamiento de  las fuerzas sociales y políticas, abriendo un momento indefinido.

Un momento indefinido: ¿a quién favorecerán las reformas?

Las iniciativas del Gobierno están forzando un reordenamiento de las fuerzas sociales y políticas. Las asociaciones empresariales tienen que ir sinuosamente persiguiendo sus objetivos, y se van mostrando divididas: Por un lado, la Sociedad de Fomento Fabril (SOFOFA) primero  amenazó con retirar sus inversiones, y después debió cambiar su directiva con figuras más cercanas al Gobierno. La Confederación de la Producción y el Comercio (CPC) primero se mostró abierta a la reforma tributaria, y después pasó a atacarla. Por otro lado, la Asociación de Industriales Metalúrgicos (ASIMET) y los representantes de las PYMES se mostraron más favorables.

La dirección de la CUT sale al apoyo abierto del Gobierno, y se sienta junto a los empresarios, en un intento del Gobierno de recomponer bajo su manto la alianza entre trabajadores y empresarios, que sólo perjudica a los trabajadores. Pero sindicatos de base y Federaciones continúan intentos de rearticulación para enfrentar los despidos que están extendiéndose, los sueldos de hambre, la subcontratación.

Las organizaciones del movimiento estudiantil inician divididas sus diálogos con el Gobierno y sin exigencias mínimas para enfrentarlo.

La derecha se divide con un sector abierto a aprobar las reformas del Gobierno, como la escisión de RN, Amplitud, y otro dispuesto a rechazar todo, la UDI. La Nueva Mayoría se divide con la DC criticando al PC. Y el PC actuando como lugarteniente del Gobierno. Y del régimen: ante el minuto de silencio a uno de los ideólogos de la dictadura, la noticia fue que Camila Vallejos se negó, pero la noticia detrás de la noticia, es que el resto de los 5 diputados del PC se pusieron en pie, igual que la UDI y el resto de los partidos. Pero, fuerte en organizaciones sindicales como la CUT o el Colegio de Profesores, el PC (aunque intentando revertirlo) tiene poca fuerza en sindicatos base y en las últimas huelgas, así como en el movimiento estudiantil.

Este reordenamiento de fuerzas, es un efecto de las iniciativas del Gobierno, que a la vez le da tiempo para seguir avanzando. Pero aún nada se juega. Se abre un momento indefinido. Como planteaba un columnista: “Lo diferente, lo único diferente, es que se produce en un momento de indeterminación social, un instante en el que todavía nadie es capaz de establecer el verdadero peso de “la calle”, los grupos de interés, los centros de poder o las ‘mayorías silenciosas’” (Ascanio Cavallo, La Tercera, 29/3). Probablemente, la reforma tributaria, con esta o aquella modificación, logre pasar, con los empresarios dispuestos a pagar por gobernabilidad, como les plantea el Gobierno. La primera gran batalla será la reforma educacional.

No hay negociación sin movilización, no hay diálogo sin Plan de Lucha

Gran parte del destino del Gobierno de Bachelet se juega en la reforma educacional. La CONFECH aún no fija posición sobre la discusión de fondo. En estos días tendrá su encuentro con Eyzaguirre. La ACES, de los secundarios ya convocó a una movilización, al que se sumó la CONES, la otra organización de los estudiantes de los colegios y liceos. La CONFECH no puede restarse.

Y debe también, ante el diálogo con el ministro de Educación, fijar los pisos mínimos del movimiento estudiantil: Educación gratuita para todos ahora, con financiamiento 100% estatal; ingreso irrestricto y cogobierno triestamental en todas las universidades públicas; pase a planta de los funcionarios y fin a la subcontratación en las universidades. Y por plantear claramente que: no hay negociación sin movilización, no hay diálogo sin Plan de Lucha.

En alianza con el movimiento de los trabajadores. Que, por su parte debe prepararse para unificar sus filas y luchar por derribar el Código Laboral heredado de la dictadura y por un nuevo Código que defienda sus intereses, terminando, entre otras cosas, con el subcontrato.

Nada de todo esto se logrará en el Parlamento.

Sólo con los métodos de la lucha de clases podremos arrancar nuestras demandas

Poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases

Es que está en juego que este momento indefinido se resuelva a favor de los intereses de los trabajadores, el movimiento estudiantil y el resto del pueblo trabajador. Si no, se definirá a favor de la clase patronal.

Para avanzar en reformas que favorezcan las demandas de pueblo trabajador, es necesario luchar por poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora, que se prepare para un período de mayor inestabilidad política y mayor lucha de clases.

Hay que prepararse para las próximas batallas.

Sólo con los métodos de la lucha de clases podremos arrancar nuestras demandas.

Al ponerse en discusión los proyectos de las reformas, habrá que organizarse para luchar por quitar todo maquillaje, no encandilarse con la arena de la disputa parlamentaria.

La principal tarea, en cada paro, huelga y movilización, será unificar las filas de los trabajadores bajo las banderas de una política de la clase trabajadora independiente de toda variante patronal, con los métodos de la lucha de clases, y basado en la democracia directa de los trabajadores. Y avanzar a la alianza obrero-estudiantil.

Para esto, hay que poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases, como el que lucha por construir nuestra joven liga el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR).

Y prepararse para luchar -removiendo todos los obstáculos como el PC, sus direcciones burocráticas y los antineoliberales que sólo echan polvo sobre sus ojos-, para que la clase trabajadora, capaz de paralizar y poner en jaque a la clase patronal, una detrás de sus fuerzas, a todas las fuerzas de los estudiantes, pobladores y mapuche. Y abra el camino de una salida de los trabajadores a las contradicciones del conjunto del régimen terminando con toda la herencia de la dictadura que sigue en pie; una salida independiente de toda variante patronal, y que una detrás de sus fuerzas, las del movimiento estudiantil, el pueblo- nación mapuche, los pobladores, y todos los explotados y oprimidos.

Entre el Parlamento y la calle

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Nicolás Miranda

 Asumió Bachelet, y en un discurso desde el balcón de La Moneda, re-afirmó sus 3 reformas, tributaria, educacional, nueva Constitución. Agregando la Ministra de Trabajo Javiera Blanco, a los pocos días, que el cuarto pilar, será lo laboral.

Su gobierno nace con la marca de los procesos de lucha de los últimos 4 años, que comenzaron a cambiar la relación de fuerzas a su favor al imponer sus “agendas” que impugnan las herencias de la dictadura, aunque sin lograr triunfos, lo que resultó en un equilibrio inestable de fuerzas.

Y estará tensionado entre una economía debilitada, un clima político tenso, y procesos de lucha de clases que vienen en aumento. Una situación fluida, inestable, tensa, se abre paso.

El objetivo del Gobierno de la Nueva Mayoría es impulsar reformas que moderen los aspectos más irritantes del neoliberalismo, usurpando las demandas puestas por la lucha de clases, y oxigenando el régimen para intentar darle un nuevo aire que canalice las demandas, logrando una nueva estabilización del régimen y toda la situación política. ¿Lo logrará?

Se está abriendo un nuevo ciclo político. Y también, un nuevo ciclo de la lucha de clases.

A las puertas del nuevo ciclo: temores y expectativas

La clase patronal, a través de sus medios de prensa, está expresando sus temores.

En su editorial del 12-3, El Mercurio, planteó las alternativas: “Se trata, pues, de una agenda que, dependiendo de la forma en que se despliegue, puede ser peligrosamente rupturista o razonablemente modernizadora”.

¿Pero teme que sea la Nueva Mayoría la que actúe en forma “rupturista”? Difícilmente.

Lo que temen es que no sea capaz de contener y canalizar los procesos de lucha de clases. Un intelectual tradicional de la derecha, Arturo Fontaine, declaró que “hay que reconocer que en cada uno de los desafíos del nuevo gobierno hay un Transantiago en potencia”. Es decir, que no cumpla las expectativas y amplifique el descontento popular. Y es que los efectos no serán menores. Un dirigente histórico del PS, Gonzalo Martner, clama para que a la “presidenta Bachelet merece un fuerte apoyo de su campo político –que incluye la proposición constructiva y la crítica democrática, no siempre bien recibidas por una cultura jerárquica y con fruición por el secreto – si se considera las aspiraciones colectivas que encarna y la gravedad de su eventual frustración”. A su vez, la BBC advierte que “la socialista enfrentará por un lado las presiones de los movimientos sociales que ya probaron su fuerza el 2011 y que apuestan a una reforma profunda del modelo político, económico y social chileno”.

Y este nuevo ciclo político que se abre cargado de estos temores y expectativas está sometido a fuertes tensiones.

La importancia de la desaceleración económica: todas las clases sociales serán afectadas

La Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central de marzo bajó a 3,7% el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para este año. Es la octava  baja que hace en el último año. El gobierno de Bachelet inicia con la expectativa de crecimiento más baja desde la recesión de 2009.

Las capas medias descontentas y en efervescencia se verán afectadas, tanto como los sectores populares: el consumo comienza a caer, la inflación comienza a aumentar, el crédito a restringirse.

No sólo eso. El precio del cobre está en una pendiente a la baja, cayendo a menos de 3 dólares la libra. El Mercurio titula “Temblor rojo” su editorial del 15-3, afirmando que “La situación afecta directamente a Chile. El Presupuesto 2014 fue construido bajo el supuesto de un precio del cobre de 3,25 dólares por libra, a estas alturas poco probable. Y por cada centavo de dólar que cae el metal, nuestro país deja de recibir aproximadamente 120 millones de dólares: la mitad del costo del llamado Bono Marzo”.

La clase trabajadora también se verá afectada. Ya estamos viendo despidos a cuenta gotas. Un analista del sector minero, advierte de nuevos ataques contra los trabajadores mineros: “De acuerdo al experto, varias operaciones quedan complicadas, incluso algunas de las más grandes. ‘Ello, obligará a las empresas a intensificar estos controles de costos, tal como lo hicieran el año pasado con renegociaciones de contratos y desvinculaciones masivas’”.

Todo el pueblo trabajador estará golpeado por un lento aumento del desempleo.

La clase patronal, intenta pasar al ataque, exigiendo mayor flexibilización laboral buscando descargar los efectos de la desaceleración sobre los hombros de los trabajadores. Y se resistirán a la reforma tributaria que estará bajo presión, advirtiendo contra “los efectos en la inversión”. Y esta reforma es el paso necesario para la reforma educacional, que será decisiva para todo el Gobierno de Bachelet.

Un régimen en tensión: el peso del Parlamento

El régimen está sacudido por una crisis contenida, deslegitimado, al que se la impusieron las agendas de la lucha de clases. El triunfo de la Nueva Mayoría le da un nuevo aire, ¿pero podrá volver a fortalecerlo?

Cuenta con un Parlamento que le permitirá avanzar en sus reformas. Asume la presidencia con 20 votos a favor en el Senado y 67 votos a favor en Diputados. Para la reforma constitucional necesita 25 votos en el Senado y en 80 en Diputados. Para la reforma educacional necesita 22 votos en el Senado y en 69 en Diputados. Para la reforma tributaria necesita 19 votos en el Senado y en 61 en Diputados. Es decir, está prácticamente a un paso de lograr todos los votos necesarios.

Pero el régimen está en tensión. La derecha está fragmentada, lo que en principio puede jugarle a favor para lograr votos. Pero a la vez, puede que se atrinchere para recomponerse de su grave crisis. El problema está en la Nueva Mayoría. Ya vimos los roces entre la DC y el PC a raíz de la situación en Venezuela. Las declaraciones de Ignacio Walker, presidente de la DC sobre sus diferencias con “la izquierda” (PS, PPD, PRSD, PC) en temas de Educación. Y apenas asumida Bachelet, la bancada parlamentaria de la DC advirtió que “no serán buzón del Ejecutivo”, aclarando el nuevo jefe de sus Diputados Matías Walker que “la voz de la bancada de diputados DC se va a sentir, no sólo para apoyar el programa, sino también para presentar nuestras propias propuestas. No nos vamos a limitar a cumplir el programa”.

El Parlamento adquirirá un peso nuevo con las discusiones de las reformas. Sus roces, tensiones, fragmentación, anuncian más inestabilidad que posibilidad de canalizar la lucha de clases, de la que será un espejo deformante. ¿Logrará tomar el centro de la situación en lugar de ésta?

Un nuevo ciclo de la lucha de clases: entre la presión y la conquista de sus demandas

Un nuevo ciclo de la lucha de clases se viene abriendo paso. Con sus luchas, se han impuesto sus agendas, principalmente el movimiento estudiantil. La reforma educacional será la vara de medida del Gobierno. Los trabajadores con sus huelgas, paros y movilizaciones han impuesto que se hable de las reformas laborales como “el cuarto pilar” de las reformas, y comienzan a desarrollar nuevos fenómenos. El clima general se ha desplazado a izquierda. La impugnación a las herencias de la dictadura, ya es sentido común. Que la preocupación de los empresarios que expresa El Mercurio, si las reformas serán “rupturistas” o “razonables”, vayan en uno u otro sentido, dependerá de la lucha de clases. Su amenaza está al centro de las discusiones. ¿Pero qué curso tomará?

La Nueva Mayoría actúa rápido. El Ministro de Educación Eyzaguirre, puso la pelota en el campo de las dirigencias estudiantiles: que el CONFECH plantee cuándo y en qué término quiere iniciar el diálogo. En su primera reunión del año, los dirigentes cercanos al Gobierno alientan un rápido diálogo, y no se alcanzó ningún acuerdo al respecto. La dirigencia de la Nueva Mayoría en la CUT se reunió con la Ministra de Trabajo y saludó su apertura al diálogo. En la primera movilización anunciada, la llamada “marcha de todas las marchas”, sus convocantes declararon que no es ni a favor ni en contra del Gobierno. La diputada del PC Karol Cariola dijo que marchará en toda movilización a favor del programa del Gobierno.

Intentarán hacer de los procesos de lucha, movilizaciones de presión para legitimar al Parlamento y al Gobierno. Pretendiendo que dejemos en sus manos la resolución de los problemas que ellos generan haciendo padecer al pueblo trabajador.

Pero ninguna reforma que se impulse responderá a las demandas de los trabajadores, de los estudiantes, de los pueblos castigados de las Regiones, del pueblo mapuche, si no es arrancada con los métodos de la lucha de clases. Para que no nos entreguen en bandeja al Gobierno, hace falta luchar por poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora.

En entrevista en el diario imperialista Washington Post, Bachelet afirmó que en su próximo gobierno deberá enfrentar movimientos sociales como el estudiantil y una economía en desaceleración, y que tendrá que lograr acuerdos para llevar a cabo su programa de gobierno, ya que “de lo contrario, las protestas van a detener todo.

 Sólo con los métodos de la lucha de clases podremos arrancar nuestras demandas

Poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases

Es que ya lo declaró Bachelet en una entrevista al diario imperialista The Washington Post: “La calle no puede tomar todas las decisiones”. Y ya lo dijo la DC: “No seremos buzón del Ejecutivo”.

Para avanzar en reformas que favorezcan las demandas de pueblo trabajador, es necesario luchar por poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora, que se prepare para un período de mayor inestabilidad política y mayor lucha de clases.

Hay que prepararse para las próximas batallas.

Sólo con los métodos de la lucha de clases podremos arrancar nuestras demandas.

Al ponerse en discusión los proyectos de las reformas, habrá que organizarse para luchar por quitar todo maquillaje, no encandilarse con la arena de la disputa parlamentaria.

La principal tarea, en cada paro, huelga y movilización, será unificar las filas de los trabajadores bajo las banderas de una política de la clase trabajadora independiente de toda variante patronal, con los métodos de la lucha de clases, y basado en la democracia directa de los trabajadores.

Para esto, hay que poner en pie un partido revolucionario de la clase trabajadora para la lucha de clases, como el que lucha por construir nuestra joven liga el Partido de Trabajadores Revolucionarios (PTR).

Y prepararse para luchar -removiendo todos los obstáculos como el PC, sus direcciones burocráticas y los antineoliberales que sólo echan polvo sobre sus ojos-, para que la clase trabajadora, capaz de paralizar y poner en jaque a la clase patronal, una detrás de sus fuerzas, a todas las fuerzas de los estudiantes, pobladores y mapuche. Y abra el camino de una salida de los trabajadores a las contradicciones del conjunto del régimen terminando con toda la herencia de la dictadura que sigue en pie; una salida independiente de toda variante patronal, y que una detrás de sus fuerzas, las del movimiento estudiantil, el pueblo- nación mapuche, los pobladores, y todos los explotados y oprimidos.