Izquierda Comunista “en picada” contra la experiencia de autogestión del liceo A-90: ¿confianza en el Estado patronal?

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Juan G., profesor de filosofía y ex profesor del Liceo A-90 autogestionado

 

Izquierda Comunista toma un argumento del Partido Comunista contra la lucha del A-90

En una reciente editorial del periódico Alternativa Comunista (N°10) titulada “¿Autogestión o Educación Pública y Estatal”, la organización Izquierda Comunista, perteneciente a la Liga Internacional de los Trabajadores – Cuarta Internacional (LIT-CI), intenta establecer una contraposición entre ambos objetivos. Según ellos “la política que el imperialismo postula para la Educación”, según la cual ésta “debe ser una preocupación de la comunidad y NO del Estado” (“de la familia” -la llamada “libertad de la educación”) – y la “autogestión”, estarían relacionadas. Autogestión, para Izquierda Comunista, es siempre sinónimo de privatización, siempre es contrapuesta a estatización.

De acuerdo a su argumentación, las “pequeñas empresas y las cooperativas” son ejemplo de autogestión. Como el PTR reivindica la experiencia del liceo A-90, de la que participó, no debería llamar “al socialismo”, pero sí “a la formación de cooperativas”. Ellos, por el contrario, lucharían por una educación estatal, pública, laica y gratuita para todos. Indican que “el Estado debe hacerse cargo de la educación, hay recursos por montones para ello”. Concluyen que el deber de los revolucionarios es luchar por tomarnos el Estado y convertirlo en un Estado Proletario.”

No es primera vez que alguien intenta distorsionar de esta forma la lucha del A-90 y en la que participamos. El Partido Comunista lo hizo en enero de este año. También quería hacernos parecer contrarios a la lucha por la gratuidad, el financiamiento y propiedad estatal de los colegios. En una declaración del 22 de enero, firmada por el Comunal San Miguel y el Metropolitano del Colegio de Profesores, escribían: “Estos protagonistas de la toma, a poco andar se sacaron la careta y propusieron que el Liceo sea traspasado a profesores y comunidad que mantenía tomado el establecimiento, lo que ellos llaman “autonomía” y que no es más que una manera de  ”administración delegada”, o sea una forma de privatización del Liceo.” (disponible en palestros.blogspot.com)

La Izquierda Comunista, voluntariamente o no, sólo reproduce la acusación del PC en contra de estudiantes, apoderados y profesores que sostuvimos la lucha en ese liceo de San Miguel.

Los estudiantes del A-90, en su petitorio interno, fechado el 26 de octubre y del cual poseo una copia, escribían: “Nuestra lucha es parte del movimiento por la educación gratuita que se da en todo el país.” En el video “Experiencia Liceo a 90 gestionado por estudiantes, apoderados y profesores” (disponible en:http://www.youtube.com/watch?v=2tuHnejzvm4) , las declaraciones van en el sentido de la lucha nacional por la gratuidad.

Pero quizá Izquierda Comunista cree que aun sin ser nuestras intenciones, conducíamos al colegio a la privatización, pues, siempre, en todos los casos, la “autogestión” se contrapone a la “educación estatal” y gratuita. ¿Es eso así?

 

Autogestión y Estado

 

                ¿Es posible plantear que la autogestión del A-90 conducía lógicamente hacia una cooperativa o pequeña empresa, por más que sus actores hayan dicho hasta el cansancio que luchaban por el financiamiento estatal? No, no es posible.

Sólo sí por “autogestión” entendiéramos lo que entiende Izquierda Comunista, sólo si creyéramos que la autogestión es sinónimo de pequeña empresa o de cooperativa, terminamos en eso. Con una total falta de seriedad, Izquierda Comunista se permite atribuirnos esa definición de “autogestión”, sacada de su propia cabeza. Pero siete profesores del Liceo A-90, ya se encargaron,  en un documento público, de clarificar que “el debate que se abrió al interior del liceo en torno a la <<autogestión>>, apuntaba a las formas de gobierno escolar y no a la <<propiedad>> del liceo. Los estudiantes plantearon un consejo escolar resolutivo, con un voto por estamento. Los profesores abrieron un debate en el mismo sentido, lo que se reflejó en un documento del Consejo Gremial del establecimiento.” (disponible en a90enpie.wordpress.com)

Esto es claro: la lucha del A-90, como parte de la lucha por la gratuidad de la educación, consideraba que el liceo debía pasar a manos del Estado y recibir íntegramente financiamiento estatalPero, consideraba que eso era insuficiente, que además debíamos luchar por que estudiantes, apoderados, funcionarios y profesores tuviéramos poder de decisión al interior del colegio .

                Partíamos del hecho de que la estructura de poder actual en los liceos es profundamente autoritaria. Los sostenedores –privados o municipales-, en la práctica, designan a los equipos directivos de los liceos. En esos equipos directivos recaen todas las decisiones importantes. Ni estudiantes, ni apoderados, ni profesores, ni funcionarios, tienen incidencia real en los colegios. Esos equipos directivos deciden, por ejemplo, si expulsar o no a estudiantes por haber participado en las tomas o a profesores que apoyen el movimiento. Por encima de ellos, son los sostenedores los que deciden –como nos ocurrió a nosotros- no abrir nuevos cursos para no contratar más personal (y “ahorrar costos”), aunque tengamos casi 50 estudiantes en una sala, hacinados.

La autogestión en el A-90 fue un cuestionamiento a ese autoritarismo que va de la mano con la lógica mercantil que rige a la educación. El Consejo Escolar resolutivo que pedían los estudiantes, “que debía sesionar cada dos semanas y ser abierto a toda la comunidad” (petitorio de los estudiantes), y que era la principal demanda local de la toma, apuntaba a acabar con el autoritarismo. La autogestión demostraba en la práctica que estudiantes, apoderados y profesores podían hacer funcionar un liceo, que no necesitamos “órdenes” de ningún ministro o alcalde o director para educarnos. Durante esos tres meses tomamos el destino del liceo en nuestras manos. Eso fue lo más “subversivo” que realizamos. Eso fue lo que generó la admiración del geógrafo y teórico social David Harvey que nos visitó (http://www.youtube.com/watch?v=a71HY0_1vXU)   o del periodista Raúl Zibechi. Eso fue lo que hizo que nos saludara James Petras, acordándose de los Cordones Industriales. Por eso recibimos solidaridad de organizaciones que no son trotskistas como el colectivo Diatriba, o fuimos invitados (en calidad de profesores y estudiantes del A-90) por Inquietando Desde el Margen a Rancagua, una organización con la que –como PTR- tenemos enormes diferencias. Por eso este 2012 la experiencia se intentó replicar en el Liceo Marta Narea en Antofagasta, el BHA en San Miguel o en el Benjamín Vicuña Mackena. Y se empezó a hablar de “autogestión”.

Lo que está de fondo en la polémica que nos hace Izquierda Comunista es una desconfianza en que los explotados y oprimidos podamos organizarnos desde la base en contraposición al poder de los empresarios y sus agentes. Porque dejan sin responder una pregunta fundamental: ¿Quién debe planificar la educación y administrar los colegios? Como lo sabe Izquierda Comunista -aunque “astutamente” ahora lo calle-, en el PTR tenemos acuerdo en que el Estado debe financiar íntegramente la educación asegurando su gratuidad. Desde que existimos como organización dimos la pelea por la gratuidad. Pero ¿quién debe administrar los colegios y el sistema escolar de conjunto? ¿El personal estatal, es decir, del Ministerio de Educación de turno, designado por el presidente de turno? ¿O los trabajadores de la educación  junto a los estudiantes y apoderados? Si decimos “educación estatal” a secas, sin clarificar qué facultades debe tener el Estado en educación, implícitamente confiamos en su personal, en sus criterios. Y nos condenamos a la pasividad. Si hubiésemos seguido la línea de Izquierda Comunista en el A-90, los profesores tendríamos que habernos negado a hacer clases y ser parte de la gestión en el liceo en toma, y esperar a que llegara algún representante del “Estado” para que se hiciera cargo. Pero no lo hicimos. Y si el 2011 se demostró que estudiantes, apoderados y profesores pueden planificar la educación en un liceo, también lo podrán hacer en todo el país en base a sus organismos de autodeterminación…Quizá Izquierda Comunista, en un escenario así, va a estar esperando a los administradores del Estado existente para que se hagan cargo. Nosotros exigiremos del Estado el financiamiento, pero como queremos poner en pie un Estado de trabajadoresen base a la autoorganización, no delegaremos ningún tipo de confianza política en el Estado opresor.

Izquierda Comunista le teme a la autoorganización. Si no está garantizado de antemano el triunfo, prefieren no luchar. Por eso escriben: “Porque el control obrero, lo que estos compañeros llaman <<autogestión>>,  si no avanza en el mediano plazo hacia un Estado Obrero y el Socialismo, simplemente seconvertirá en una cooperativa. Es decir en lapropiedad privada de un conjunto de trabajadores, a los cuales convertimos en pequeños propietarios (“pequeños burgueses”), los cuales deberán competir con otros propietarios pequeños,

medianos o grandes dentro de este sistema capitalista, y además rogando porque el Estado los <<subsidie>> “ (www.izquierdacomunista.cl). Esta afirmación se podría reducir a esta: como aun no podemos garantizar que en el mediano plazo llegaremos al Estado Obrero y al Socialismo, mejor no impulsemos la autogestión ni el control obrero.

Esta afirmación es ridícula en el caso del A-90, pues la gratuidad de la educación que defendíamos es incompatible con cualquier tipo de cobro a estudiantes, razón por la cual estaba excluida de antemano la opción de una cooperativa. En el caso de la fábrica Zanón, en Argentina, la “cooperativa” fue el “mal menor”, debido a que los gobiernos de Kirchner y Cristina se negaron a estatizar la empresa con administración obrera; pero la perspectiva de estatización con administración obrera sigue en pie, y por eso Zanón es una bandera de lucha internacional de la clase trabajadora. Quizá Izquierda Comunista hubiera invitado a los trabajadores de Zanón, cuando fueron arrojados a la calle el 2001, en el marco de la quiebra de la empresa, a no tomarse la fábrica y a no ponerla a funcionar bajo su propio control, pues no estaba garantizado el “Estado Obrero” y el “Socialismo” a mediano plazo. Es un ejemplo clásico de cómo se pueden usar palabras “rojas” para cubrir una política adaptada a la miseria de lo existente.

 

Queda una huella

 

                ¿Fuimos derrotados en el A-90? Sí. ¿Por qué? Porque quedamos aislados. Nacionalmente, en septiembre comenzaron a bajarse los universitarios, producto de la política de Vallejo y Jackson. En octubre, se bajó el Liceo Andrés Bello y el BHA en San Miguel y el A-90 quedó luchando sólo en la comuna. El Colegio de Profesores, dirigido por el PC, en vez de apoyar la lucha, buscó una reconciliación de estudiantes y directivos y nos quitó respaldo a los profesores que nos mantuvimos haciendo clases en la toma. Estudiantes, apoderados y profesores tuvieron múltiples iniciativas para romper el aislamiento. Con la autogestión, inmediatamente aumentó la convocatoria al liceo. De 13 estudiantes, pasamos a 136, no todos quedándose en la noche, pero sí asistiendo a clases y talleres y siendo parte de las decisiones de la toma –contra una “democracia de los que luchan” que nos intenta atribuir irresponsablemente Izquierda Comunista-. Se regularizaron asambleas de apoderados. Pero nuestra lucha iba a contracorriente en relación al escenario nacional. Como aun no se agotaba la posibilidad de un reinicio, resistimos. Los estudiantes incluso “retrocedieron” a negociar algunas de las demandas de su petitorio interno como condición para bajar la toma, pero no obtuvieron respuesta. Palestro ya tenía en la mira el liceo. El 2010 había cerrado la básica. Ahora quería ir por todo. Dimos la lucha hasta el final, con la funa el 21 de diciembre –por la que un compañero de la USACH fue procesado-, juntando 1.300 firmas, y con una campaña de afiches que denunciaban la represión de Palestro. El 21 vino el desalojo. Intentamos reorganizarnos. Dimos la pelea contra las calumnias en el Colegio de Profesores. Es decir, nos derrotaron, pero combatiendo, no de rodillas… ¿Dónde estuvo Izquierda Comunista todo ese tiempo? Quizá leyendo algunas notas por la prensa de lo que hacíamos. Nunca, jamás, los vimos. Y la autogestión era abierta a todo el que quisiera ir. Quizá como no estaba garantizado “el Estado obrero o el socialismo a mediano plazo”, ya daban por hecho que el colegio terminaría hecho una cooperativa. ¡Así aplicaron su “principio” estos supuestos trotskistas!

 

Miente, que algo queda…

 

Por último, es nuestro deber aclarar dos mentiras que están en la editoriales de Alternativa Comunista N°10 y N° 11. Mentiras que revelan una enorme irresponsabilidad de esta organización. Estos señores dicen que el Liceo A-90 hoy está convertido “en un liceo subvencionado”. Eso es falso. Los invitamos a ir a Darío Salas 5270, comuna de San Miguel, frente a la Plaza Llico. Allí verán que el recinto donde funcionaba el Liceo A-90 estáabandonado. IC, en su obstinación de demostrar que la autogestión conduce a la privatización ya dio –en el papel- por privatizado el A-90… Si Alternativa Comunista desea ser un medio de prensa serio, debe aclarar esto. Otra mentira de esta gente, es la que dicen en relación a la toma del Liceo Benjamín Vicuña Mackena, en la que participó una compañera nuestra. Dicen que “alrededor de 20 estudiantes realizaron una toma, sin ningún tipo de consulta a las bases.” Esta gente miente, pues el colegio realizó una asamblea masiva el 10 de agosto en la que se validó la toma realizada el día anterior. Al mismo tiempo, la toma del día anterior, fue consecuencia de la política de la dirección del liceo que una y otra vez se negó a escuchar a los estudiantes. Asambleas posteriores no se pudieron realizar, porque apoderados de derecha y estudiantes anti toma las boicotearon con golpizas a activistas. Dicen que el PTR se borró “antes de que llegara la sangre al río”. ¡Y nuestra compañera secundaria del liceo es una de las expulsadas! Las mentiras son ajenas a cualquier discusión fraternal. Con ellas, Izquierda Comunista demuestra su total falta de seriedad.

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