El festival de viña, la farándula y el drama de un pueblo.

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Se termino el festival y toda la atención que se mantenía en la próxima salida al escenario de los animadores, los fallos en el sonido o las declaraciones de los famosos que suben al escenario queda atrás. Ahora el conflicto de Aysen y los roces políticos del gobierno apropósito de la reconstrucción vuelven a ponerse a la cabeza de temario político nacional.

Si bien los balances de la reconstrucción siguen siendo la tónica de las declaraciones tanto del gobierno como de la oposición concertacionista, se hace cada vez más evidente lo lejos que estos debates se encuentran de la clase trabajadora. Y no porque la reconstrucción no les afecte o simplemente la mayoría del país no se encuentra en esa situación, sino que en verdad la tónica del debate se mantiene aún en las esferas de las profecías autocumplidas sobre los errores de unos y otros y no en sobre los padecimientos de los trabajadores.

Así en regiones del sur, la reconstrucción no implica solo el problema de la vivienda, sino también el de la precariedad de la vida y los altos costos de los servicios, cuestión que ha motivado los levantamientos que hemos vistos tanto en Magallanes como en Aysen y localidades menores.

Es imposible que los políticos patronales puedan cerrar esta brecha abierta debido a que el marco de la situación política en el que nos encontramos se encuentra en el fin de todo un ciclo político que abarcó el periodo de la vuelta a la democracia y la mantención de las leyes y del orden pinochetista. Es esta situación lo que más desconcierta a los analistas y centros de estudios (los famosos “Think tank”) que intentan dar una orientación relativamente acertada sobre los caminos a seguir. Esto nos deja entrever lo complejo que se ve una resolución integra y desde estos políticos a los problemas que aquejan a la clase trabajadora.

Es más, el agravamiento de la situación política sumado a la decisión que han demostrado los luchadores desconcierta a tal punto a los partidos del régimen que simplemente intentan recurir a los artilugios de simpre para resolver el conflicto. Es más, las direcciones históricas del movimiento social en chile (es decir la concertación y el PC) solo buscan entablar una negociación rápida con el gobierno y sus agentes para desarmar la movilización sin ver en el fondo el trasfondo profundo que puede derivar del mismo conflicto.

Una vez más estos dirigentes se muestran portavoces de la paz social, de la convivencia pacífica y no de la lucha de clases, de la liberación de la explotación ni de una sociedad diferente. Esta política se muestra claramente en la nula propuesta de una alternativa obrera y socialista a la crisis en Aysen. Es más el PC “portavoz de la lucha de los trabajadores” ha demostrado una y otra vez estar más dispuesto a negociar con el gobierno que a impulsar una solidaridad de clase con los trabajadores aiseninos, poniendo las organizaciones obreras a la cabeza de la solidaridad y no a simples figuras públicas y mediáticas (como Gajardo o Cuevas) que hoy por hoy visitan la zona.

Aún así los trabajadores resisten.

Aysen es una muestra de voluntad y convicción que no se veía en chile en décadas, es más el hecho de que una ciudad al extremo sur del país, con una población donde la gran mayoría voto por piñera en las elecciones presidenciales, donde la tasa de cesantía es bajísima, donde el crecimiento económico es uno de los más altos de país demuestra lo vacio que son los datos o los números con los que la burguesía justifica su política de explotación y sometimiento de los trabajadores y el pueblo.

El ejemplo de Aysen no solo es un ejemplo a seguir en su organización y convicción (que pudo incluso hacer retroceder a la policía y que el gobierno pida una “tregua”), sino que se muestra como una alternativa de lucha y organización para el resto del país. Hoy más que nunca las organizaciones que nos reivindicamos revolucionarias debemos ponernos a la cabeza de la solidaridad activa que permita el desarrollo de este conflicto pero no solo como demandas regionales, sino como ejemplo de que los pobres junto a los trabajadores pueden organizarse incluso para sacar a los organismos representativos y represivos del estado.

 

Hace falta una dirección trotskista para la lucha!

Desde el Partido de Trabajadores Revolucionarios, creemos firmemente que lo que se está gestando en Aysen no es solo una movilización ciudadana más, sino que hoy se ha convertido en un camino de lucha a seguir, demostrando que solo confiando en las fuerzas de la movilización se puede resistir y torcer la tozudez del gobierno y el Estado. Pero las direcciones amantes de la paz social una vez más podrán todos sus esfuerzos de que este proceso vuelva a los causes institucionales así como lo hicieron con la lucha estudiantil. Es necesario que las organizaciones obreras como la CUT, la ANEF y sindicatos de la region convoquen a un paro regional efectivo. Debemos justamente buscar desplazar a estos dirigentes poniendo a representantes que se han levantado al calor de la movilización y la misma experiencia de lucha. Para esto se hace urgente una Asamblea Obrera y Popular en Aysen que pongan en pie un plan de lucha para ganar las demandas, pero además comience a organizar la vida de la ciudad demostrando que la solución a los problemas no vendrá de una institución donde conviven trabajadores, pobladores y empresarios. Es necesario levantar una organización política clasista, combativa y de los trabajadores, que pueda ponerse a la cabeza de la movilización tanto en Aysen como en el resto del país, es decir, es necesario levantar una alternativa trotskista para la lucha un partido para la lucha de clases y no para la paz social como pretende el PC y la Concertación.

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