Aysen: represión y contención desde el régimen y la opción desde la izquierda revolucionaria.

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Las revoluciones son por excelencia una verdadera aceleración temporal. Una hora de enfrentamientos, de ocupación o de discusión puede llegar a representar días, semanas o años experiencia política. Al parecer esto está pasando en Aysen.
De un conflicto regional y acotado a algunas demandas reivindicativas, estamos dando enormes saltos hacia la defensa de sus demandas bajo todos los medios y esto se ve reflejado directamente en la radicalidad de los métodos y en la incapacidad de los dirigentes más moderados de controlar la situación. Es más la misma burguesía y sus medios de prensa dan cuenta de este hecho: “El gobierno ha renunciado de hecho a restablecer el orden público en la zona, permitiendo que calles y caminos de la región se mantengan tomados y se impida la libre circulación, entregándoles en la práctica el control de la vía pública a los manifestantes. Esto representa un negativo precedente en relación con el marco en que se puede ejercer el derecho a manifestarse y sobre el efecto inhibitorio que causa en las fuerzas del orden este tipo de situaciones.”[1] Qué nos quiere decir esta gente al plantearnos esto: El gobierno, si quiere recuperar la iniciativa en Aysen deberá primero que todo recuperar el control de las calles para luego negociar, pero no pidiéndole a la gente que las entregue, sino por la fuerza.

Chile un país eternamente militarizado.

Chile ha sido ejemplo de la actividad represiva del Estado para poder controlar los movimientos contestatarios al régimen, cientos de estos fueron acallados con la fuerza de las armas en manos de la policía o del ejército. No hay que hacer un gran ejercicio de la memoria histórica para recordar matanzas como ocurrida durante la huelga de la carne (octubre de 1905), la matanza de la escuela de Santa María en Iquique (diciembre de 1907) o la revuelta de la chaucha en Santiago (Agosto de 1949), pero también hay fenómenos mucho más profundos que buscaron exterminar a todo un sector del movimiento obrero y sus organizaciones de clase ejemplificados en la represión dictatorial que dio término al proyecto reformista de la Unidad Popular (1973-1990).

Podría decirse que ello quedó en el pasado, pero a los dichos de los políticos patronales que hablan de reconciliación, de “cuestiones del pasado” y de que “estos hechos no se volverán a repetir en la historia del país” se confrontan con una realidad latente y concreta para muchos de los jóvenes (y no tanto) que hoy deben salir a las calles para hacer valer sus derechos y reivindicaciones.

Ejemplo de esto fue el 2011 y la tremenda lucha estudiantil que marcó por un buen tiempo a los millones de chilenos que fueron testigos de la inusitada violencia que sufrieron cientos de miles de jóvenes que marchaban semana a semana por las calles del país. Si creen que los hechos ocurridos durante las jornadas de Agosto de ese año son un hecho aislado o propio de la intransigencia del gobierno de derecha cometen el error de olvidar el garrote (del que tanto habla el “socialista” Andrade) con el que cayó la Concertación sobre el pueblo mapuche además de la decena de luchadores sociales asesinados en democracia.

Entonces podemos hablar de un fenómeno represivo exclusivamente de la derecha? No, efectivamente existe un consenso en la burguesía nacional de que las demandas que excedan su capacidad de dirección o cooptación deben ser amedrentadas a través del uso de la fuerza y acciones para las que la policía acude con gran prisa y convicción[2].

Pero entonces desde donde el pueblo trabajador puede encontrar aliados si el gobierno y los legisladores que se hacen parte del juego democrático solo claman por el orden más que por la solución integra a las problemáticas que los aquejan?

“Los amigos de mis amigos son mis amigos y los enemigos de mis amigos son mis enemigos”

Así versa un dicho popular para exclamar la necesidad de alianzas frente a un enemigo común y la defensa de los aliados. Esta situación se muestra como apremiante ante el nivel de intransigencia con la que el gobierno ha actuado pero también la clarificadora “solidaridad de dialogo” que mantienen algunos –varios- dirigentes como propuesta ante el gobierno. Estos dirigentes que están fraguando la renuncia a la movilización son parte también y cómplices de una futura derrota del movimiento.

En aysen de llegar a triunfar la movilización, no será por las tratativas que logren gestionar estos personajes, sino por la convicción de lucha y la decisión con la que miles de aiseninos y patagones han mantenido por más de 2 semanas de constantes combates y enfrentamientos con el gobierno.

Se hace urgente tomar conciencia del dicho popular para buscar efectivamente quienes hoy pueden representar un sector que efectivamente pueda solidarizar con la lucha en el sur y no solo realizar proclamas a favor de un pueblo en guerra.

Así los dirigentes conciliadores, moderados y amantes de la paz social comienzan a ponerse del otro lado de la barricada, aún no se muestran directamente como traidores pero si intentan poner paños fríos ante la posibilidad de un desbordamiento de la base y la imposición a ellos de políticas que no están del todo dispuestos a defender.

Esta posibilidad se nota en las últimas declaraciones del vocero Ivan Fuentes que frente a los medios y la opinión pública ha sido tratado como el dirigente más “abierto al dialogo” y elogiado por los políticos patronales como un dirigente responsable y coherente. Pero detrás de toda esta parafernalia se esconde el hecho de que la base que sostiene a estos dirigentes conciliadores y amantes de la paz social está un pueblo en pie de guerra, organizando barricadas, soportando condiciones económicas apremiantes y niveles de vida que rayan en lo absurdo. Lenin decía que las condiciones para la revolución son tres: “(…) Un auge revolucionario del pueblo. (…) en segundo lugar, apoyarse en aquel momento de viraje en la historia de la revolución ascensional en que la actividad de la vanguardia del pueblo sea mayor, [y tercera] en que mayores sean las vacilaciones en las filas de los enemigos y en las filas de los amigos débiles, a medias, indecisos, de la revolución”.[3]

Hoy ciertamente podríamos decir que se cumple una, que comienza a surgir la segunda y que existe una tendencia a la tercera.

Y de esto mismo ha dado cuenta la burguesía al hacer notar el hecho de que es necesario recuperar el control de la ciudad a toda costa o podría hacerse de Aysen un ejemplo a seguir para conquistar demandas postergadas desde la vuelta a la democracia.

Un giro represivo y amenazante: La Ley de Seguridad del Estado

Larroulet (titular de la Segpress) confirma que el gobierno estudia la aplicación de esta ley maldita sobre el pueblo de Aysen, pero no hacen más que reconocer que de hecho “Estado de derecho” no lo tiene el gobierno sino los mismos aiseninos. Así no pueden –como han intentado- recuperar el control de las calles y los accesos solo por la “persuasión” de las FFEE de carabineros, sino que hoy comienza una nueva etapa que buscará encarcelar a los dirigentes públicos además de provocar cientos de arrestos “in situ” para poner fin a la movilización sin tener que tranzar en ninguna demanda.

Este tipo de jugadas del gobierno demuestra su impotencia – y de pasada la de la concertación- de poder ser un mediador efectivo de la conflictivilidad social. Aysen fue la región donde más votos obtuvieron la derecha y Piñera durante las últimas elecciones y bastaron dos semanas de movilización para borrar de un plumazo esa confianza expresada en el voto.

La última carta del gobierno se mantiene gracias a la obvia institucionalidad formulada por la dictadura. el problema es que ni los “representantes del pueblo” es decir el Partido Comunista, única fuerza de izquierda presente en el parlamento ha podido encausar una demanda popular y proponer tirar abajo la herencia del pinochetismo que reina en nuestra constitución política y las formas institucionales que han generado el exacerbado centralismo que afecta al país.

De esta manera el PC también termina formando parte de esta santa alianza por la paz social al poner como prioridad en su agenda política las negociaciones municipales en vez de utilizar a toda su militancia juvenil, obrera y social al servicio de masificar una lucha tan necesaria como la que se vive en Aysen. Tampoco a hado ninguna pelea pública como partido para sacar del frente de la movilización a los dirigentes derechistas de RN y la UDI que se mantienen en la zona. Cuando decimos que hoy el PC es la pata por izquierda del régimen se confirma en sus mismos dichos y acciones.

Enfrentemos la represión cambiando la constitución, fuera los voceros conciliadores, adelante la vanguardia combativa.

Se hace clave el entender que el entramado centralismo que afecta a las zonas más alejadas del país solo puede resolverse con una Asamblea Constituyente libre y soberana basa en la movilización del pueblo trabajador y poniendo énfasis en las demandas sociales que hoy hierven en todo el país: Educación, Salud, Vivienda y trabajo, ya que cualquier reforma política que quieran impulsar los mismo que gobiernan o gobernaron será contra los trabajadores, los estudiantes, pobladores y pueblos originarios. Aysen está siendo una muestra de un camino alternativo al vivido desde la vuelta a la democracia. En Aysen la unidad efectiva del pueblo y que se ha organizado a través de las barricadas debe plasmarse en la convocatoria a una Asamblea Obrera y Popular en Aysen, que pueda tomar las decisiones necesarias para comenzar a organizar la vida cotidiana de la ciudad, expulsando a las autoridades locales sin preocuparse del próximo negociador que llegue desde el gobierno central. Esta organización está dando hijos de las barricadas y los enfrentamientos, debemos apoyar el surgimiento de una vanguardia que de cara a los conciliadores. Basta de reuniones en los gremios patronales es necesaria una articulación de delegados combativos electos desde la base en sindicatos, juntas de vecinos u organismos estudiantiles que puedan ponerse a la cabeza del movimiento y organizar la resistencia a cualquier medida represiva del Estado.

Hace falta una alternativa de lucha, un partido para la lucha de clases!

Sin una articulación y lucha nacional es imposible la victoria del movimiento, pero los organismos obreros y populares de la zona poseen hoy dirigentes de la Concertacion y el PC no están poniéndose a la cabeza de la lucha, es más la CUT y la ANEF regional han ido desapareciendo de la escena nacional a medida que el conflicto se ha radicalizado. Es necesaria la convocatoria a un paro regional hasta la conquista de las demandas, pero esta exigencia no es posible llevarla adelante sin desplazar a los dirigentes del dialogo y la conciliación, es por esto que debemos construir una alternativa de lucha, clasista y combativa, que no confíe en ninguna variante patronal y que esté dispuesta a llevar hasta el final la movilización, esto quiere decir que es necesario levantar una alternativa trotskista y de combate, que impuse la lucha más allá de lo gremial o la sola solidaridad.


[1] Editorial del diario La tercera 1 de Marzo de 2012

[2] Cuestión que ha sido altamente comprobada con los miles de videos donde la policía humilla a los pobladores de Aysen tratándolos de huasos, que se vayan a Santiago entre otras cosas.

[3] El marxismo y la Insurrección, V. I. Lenin en Carta al comité central del POSD de Rusia Septiembre de 1917. http://www.marxists.org/espanol/lenin/obras/1910s/13-ix-17.htm

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